lunes, 27 de octubre de 2008

La noche en que se hizo historia


Desde PyR, un informe sobre aquella histórica victoria de Guillermo Vilas en el Us Open

Era una noche fría el 11 de septiembre de 1977 en Nueva York, más precisamente en el West Side Tennis Club de Forest Hills. No era un día cualquiera. Se enfrentaban el orgullo local Jimmy Connors y un Guillermo Vilas ya consagrado en el circuito, con victorias importantes en su currículo, entre ellas el Grand Prix de 1974 frente a Ilie Nastase y un Roland Garros que ganó de manera contundente ese mismo año. Llegaba el momento de confirmar su poderío.
Ya habían pasado Santana, Mayer, Amaya, Higueras, Moore y Salomón. Horas antes, Vilas y Tiriac habían estado entrenando intensamente durante hora y media y repasando la táctica a seguir. Era el momento de la verdad.
El partido arrancaba con un ambiente incómodo en el que reinaba el nerviosismo de los protagonistas. Vilas intentaba sin éxito mantener a Connors en el fondo de la cancha, que tomó rápidamente las riendas del partido y se llevaba el set inicial por 6-2. “Recuerdo que en ese set cuando no me salían las cosas Tiriac me decía que estuviera tranquilo, nada más” explicaría.
A partir de ese momento pareció empezar un partido distinto. El marplatense pudo soltarse y aplicar su plan a la perfección, jugando un slice con una profundidad tal que le impedía tomar la red al norteamericano y su saque, arma que nunca antes se había destacado. Esperó el momento justo, sin salirse en ningún momento de su plan fríamente calculado. El quiebre llegaba en el 3-4 con saque de Connors, para aventajar a Vilas e igualar el marcador con un 6-3 que invitaba a soñar.




Ambos jugadores sabían la importancia del tercer set, sobre todo Vilas. Darle vuelta la tortilla al norteamericano sería un golpe anímico muy fuerte del que sería difícil recuperarse. No arrancó bien la historia para Vilas, con una desventaja de 1-4. “era solo un break. Empecé a contraatacar como creo que nunca lo haré de nuevo en mi vida. Me daba cuenta en que pelota Connors subiría a la red. De modo que podía preparar el passing más rápido”contaría. En efecto, Vilas recuperó el break y llevaba las acciones a un tie break. Con el tercer set adentro la balanza se inclinó totalmente para el lado del sudamericano, que en un abrir y cerrar de ojos tenía a Connors, atónito por lo que estaba sucediendo, 5-0 en el cuarto set en el patio de su casa con saque del local. Llegaría el momento cumbre del partido: 0-40 y los primeros tres championship points del encuentro. Connors lograba salvarlos. Pero una doble falta producto de la tensión, nuevamente protagonista de la escena, daba una cuarta oportunidad al argentino de hacer historia. Vilas buscaría insistentemente el drive del norteamericano durante el desarrollo del rally, al punto que Connors perdió su paciencia y tiró un drive paralelo claramente ancho. Pero el grito del juez de línea no se escuchaba, pasaban los segundos y había incertidumbre en el estadio. Hasta que se escuchó el out. Vilas contaría lo siguiente sobre aquel momento tenso: “al juez de línea me lo encontré en una cena de un torneo y le pregunté por qué tardó tanto en cantar esa pelota. Y me dijo: ‘yo estaba seguro de que había sido mala, pero me sedujo la idea de ser el centro del espectáculo por 5 segundos’, me contestó”.
Era el final de una dura e histórica batalla. Guillermo Vilas era el nuevo campeón del Abierto de los Estados y demostraba al mundo que el Nº1 era argentino. La reacción del público no se hizo esperar, invadiendo el court. “me había pasado algo parecido en Roland Garros, pero acá había miles de personas”.
Para todos era el número uno, a pesar de esa caprichosa computadora de la ATP, que con sus incomprensibles cálculos, marcara lo contrario (luego la revista World Tennis haría justicia sacando una edición con Vilas en la tapa con el Nº1).
Hoy, a 30 años de aquella hazaña histórica, dijo: “hay dos tipos de deportistas: los que van para el lado del dinero y los que van para el de la historia. Yo jugué para la historia”. No quedan dudas.
La espina clavada

Al momento de analizar las cuentas pendientes de Vilas como jugador, nombra Wimbledon y la Copa Davis. Esta última estuvo muy cerca de lograrse, en 1981, frente a Estados Unidos en el River Front Coliseum de Cincinnati.
Ese año se consiguieron victorias categóricas frente a Alemania Oriental y Rumania por 3 a 2, y un avasallante 5 a 0 ante Gran Bretaña en las semifinales.
El primer día arrancaba con victoria del talentoso John McEnroe ante el marplatense (6-3, 6-2 y 6-2), y Clerc se llevaba el segundo punto de la serie despachando a Roscoe Tanner en sets corridos.
El segundo día llegó el turno del dobles, uno de los partidos más recordados en la historia de la Copa.
Tras 5 horas de juego, en el que Vilas llegó a sacar para match en el quinto set, Argentina perdió esa épica batalla contra McEnroe-Peter Fleming por 6-3, 6-3, 4-6, 4-6 y 11-9. Esa derrota será imposible de olvidar para Vilas, como el mismo reconoce, ya que con ella se perdió la gran posibilidad de haber cambiado el curso de la serie. En el último día nuevamente McEnroe se encargaría de acabar con toda esperanza argentina de ir a un desempate, venciendo a Clerc por 7-5, 5-7, 6-3, 3-6 y 6-3. En los años siguientes la dupla argentina no podría lograr el sueño que desvela a todo un país. Ojalá esta legión pueda conseguirlo.
Agustin Monguillot

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