Nadal, un monólogo del sacrificio

Nuevamente, Rafael Nadal ha dejado en claro quien es el que manda sobre la arcilla. Superó el cansancio del maratónico partido de la semifinal de ayer ante el serbio Novak Djokovic y esta mañana venció al suizo Roger Federer por 7-5, 6-7 (3) y 6-4, para coronarse campeón por primera vez del Master Series de Hamburgo, el último de la serie de polvo de ladrillo.

Previo al inicio del encuentro, era una incógnita el estado físico del español, debido al desgastante encuentro que mantuvo con el serbio por un lugar en la definición y por el Nº2 del ranking. Federer arrancó más afilado, y con más aciertos que errores, logró una importante ventaja de 5-1. La situación empeoró para Nadal, que tuvo que solicitar al trainer por una molestia en el muslo derecho, propio del partido de ayer. Parecía que el Nº1 del ranking mundial tenía todo bajo control. Sin embargo, el mallorquín ganó siete games consecutivos, para ponerse 7-5 y 1-0 ante un rival totalmente conmocionado, que golpeó su raqueta contra la red como gesto de impotencia.

El segundo parcial se vio más de lo mismo, con Federer otra vez arriba 5-2 en el marcador y Nadal recuperándose, llevando las instancias a un tie break a pura garra. Esta vez, el descenlace tuvo como dueño al suizo, cuatro veces campeón del torneo alemán (2002-05-06-07).

En el set definitivo, la historia fue diferente. El español quebró en el cuarto game y le bajó la persiana al partido. De esta manera, logró desquitarse de la final del año pasado a manos del suizo (2-6, 6-2 y 6-0), hasta ahora única derrota en 23 definiciones disputadas sobre tierra batida.

Ha quedado atrás el último MS de polvo de ladrillo y ya se empieza a palpitar Roland Garros, donde el imbatible Nadal tratará de defender el título por cuarta vez consecutiva. Federer, Djokovic, el ruso Nikolay Davydenko y probablemente David Nalbandian comforman la elite de jugadores que buscará impedírselo. Tampoco hay que olvidarse de la legión argentina, que siempre tiene un plus cuando disputa el torneo parisino. Aunque con la demostración que dio hoy el español, parece que todo lo puede, con el coraje como bandera.

Agustín Monguillot