
Se produjo esta tarde lo que todo el mundo del tenis temía: Guillermo Coria anunció su retiro de la actividad profesional a la corta edad de 27 años.
Aquel jugador que supo estar entre los primeros tres del ranking. Aquel que deleitaba al público con su juego. Aquel que sufrió una suspensión injusta por doping. Aquel que no pudo soportar la final perdida de Roland Garros a manos de su nemesis Gastón Gaudio. Aquel jugador que atravesó una dolorosa operación en el hombro Aquel que sufrió un entrenador que le cambió los modos o por cuanto problema personal se le atravesara. Lo cierto es que Coria nunca se recuperó, vaya uno a saber por qué.
Coria fue un jugador que pasó del cielo al infierno. Pasó de ser imbatible sobre polvo de ladrillo a perder en un challenger de algún lugar con el número 1567 del ranking.
Aún tratan de encontrar el detonador que derrumbó la carrera del rufinense. Se hace hincapié en que no se sobrepuso a la derrota en la final del Grand Slam que tanto soñaba ganar y justamente frente al hombre con quien menos quería perder. Algunos señalan que su operación del hombro en 2005 le dejó secuelas inrehabilitables, mientras otros ponen al entrenador Jozeph Perlas como el chivo expiatorio de la debacle del Mago, por haber cambiado la técnica de su saque. Hasta llegaron a circular rumores de infidelidad de parte de su esposa. Lo cierto es que en los últimos años Coria vivió refugiado (y perjudiacdo) entre escusas del por qué de su bajo nivel tenístico y regresos con fracasos continuos.
Pasaron Gabriel Markus, Horacio de La Peña, Martín Rodríguez y Alberto Mancini, el mismo que lo supo llevar en 2003 a liderar el ranking de la Legión, con victoria en el MS de Hamburgo, final en Montecarlo y semifinal en Roland Garros. Un intento tras otro, pero era Coria el que no encontraba la motivación ni la felicidad a la hora de pisar una cancha de tenis.

Su último partido había sido el 16 de marzo en Bangkok, con derrota ante el israelí Harel Levy por 6-3 y 6-2. Muchos (incluído quien esto escribe) soñábamos con el regreso definitivo luego de haberlo visto en Roland Garros la temporada pasada, cuando le sacó un set a Robredo y había mostrado chispazos de su fuego. Pero no se dio, su cabeza no se lo permitió y esta se vio reflejada en las múltiples doble faltas, el eterno karma.
Hoy, tras diez años de carrera profesional, Coria anunció el adiós definitivo. Ese que todos temíamos que sucediera, pero que en el fondo sabíamos que estaba cerca. Esperemos que sea feliz lejos del tenis, donde indudablemente abocó su vida. Ese es el deseo de todos los lo admiramos...
Agustín Monguillot
Sus títulos
La espina
Aún tratan de encontrar el detonador que derrumbó la carrera del rufinense. Se hace hincapié en que no se sobrepuso a la derrota en la final del Grand Slam que tanto soñaba ganar y justamente frente al hombre con quien menos quería perder. Algunos señalan que su operación del hombro en 2005 le dejó secuelas inrehabilitables, mientras otros ponen al entrenador Jozeph Perlas como el chivo expiatorio de la debacle del Mago, por haber cambiado la técnica de su saque. Hasta llegaron a circular rumores de infidelidad de parte de su esposa. Lo cierto es que en los últimos años Coria vivió refugiado (y perjudiacdo) entre escusas del por qué de su bajo nivel tenístico y regresos con fracasos continuos.
Pasaron Gabriel Markus, Horacio de La Peña, Martín Rodríguez y Alberto Mancini, el mismo que lo supo llevar en 2003 a liderar el ranking de la Legión, con victoria en el MS de Hamburgo, final en Montecarlo y semifinal en Roland Garros. Un intento tras otro, pero era Coria el que no encontraba la motivación ni la felicidad a la hora de pisar una cancha de tenis.

Su último partido había sido el 16 de marzo en Bangkok, con derrota ante el israelí Harel Levy por 6-3 y 6-2. Muchos (incluído quien esto escribe) soñábamos con el regreso definitivo luego de haberlo visto en Roland Garros la temporada pasada, cuando le sacó un set a Robredo y había mostrado chispazos de su fuego. Pero no se dio, su cabeza no se lo permitió y esta se vio reflejada en las múltiples doble faltas, el eterno karma.
Hoy, tras diez años de carrera profesional, Coria anunció el adiós definitivo. Ese que todos temíamos que sucediera, pero que en el fondo sabíamos que estaba cerca. Esperemos que sea feliz lejos del tenis, donde indudablemente abocó su vida. Ese es el deseo de todos los lo admiramos...
Agustín Monguillot
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